domingo, 19 de abril de 2009


¿CUNATO VALES?
“…Y VENDES A TU PROFETA POR TAN SOLO CUARENTA MONEDAS DE PLATA…”


Dinero…
Dinero
Bendito dinero…
Maldito tu corazón al que dejaste contaminar por el hedor a plata.
Bendito, el botín que posees en tus bolsillos.
Maldito, el pensamiento que regalas por unas cuantas monedas.
Y eres tú, el producto de aquel metal brillante, preciosamente maldito, con el bendito valor que tú le das.
¿Piensas en esta noche convertirte en un judas?, o simplemente rechazaras la tentación de la carne.
Ve…
Corre…
Tómalo, simplemente hazlo.
No pienses que eres culpable, no caigas en la ignorancia, pues tu solo eres un producto, eres la sombra inédita del tizne que marco la humanidad, no te juzgues, ni los juzgues. Simplemente hazlo.
Poséelo, siente su poder y la seguridad, siéntelo bien, guárdalo en tu recuerdo.
di. – control G. y asegúrate de que quede guardado muy bien, porque este bien no te pertenece, el se ira, como el clímax al que llegaste en aquella noche sin nombre, esa noche cobarde que huyo bajo el calor de las sabanas. Aquellas sabanas, que compraste con dinero.
¿Y al caso son ellas culpables por tu pensamiento ambicioso?
Escóndete bajo la túnica de una religión, profesa una y otra vez el desinterés, despójate de lo material, cierra los ojos y ahora ábrelos
¡LO LOGRASTE ERES RICO!
Recoge el diezmo, no lo guardes para ti, dáselo al pobre. Él seguro, saciara su hambre, Y con su sistema digestivo satisfecho, tendrá tiempo para querer volverse rico sin esfuerzo alguno.
-Recibe tus cuarenta monedas de plata y lárgate, que ya tu profeta es nuestro, hazlo que quieras con ellas, pero te en cuenta que no puedes comprar tan solo una cosa, LA ENTRADA AL PARAISO.
-Pero seguro si puedes comprar muchas más, como por ejemplo: una soga y un árbol, donde te puedes limpiar del pensamiento que profano, el motivo de tu existencia.

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